martes, 26 de noviembre de 2013

El perdón

Queridos hermanos

A mí me encanta escribir sobre el perdón.

Pilar Castaño Valencia
La periodista: —Para alguien de su trayectoria ¿qué se siente estar expuesta de esta manera?

Pilar Castaño Valencia: —Mucho dolor. No hay cariño, no hay respeto. Aquí la gente se agarra de cualquier cosa para satanizar, para crucificar. Acaban con todo el mundo, le caen al caído. Aquí no hay conmiseración ni caridad. Por eso cuando recibí la carta de Gabriela la perdoné sin dudarlo porque acepta su error, acepta que cometió una grave falta, pide perdón. Y a mí me criaron con el perdón en mi casa. Fue lo primero que me inculcó mi mamá: la humildad y el perdón, y eso es lo que hay en mi alma.

Parte del reportaje Pilar perdonó a la ilustradora aparecido el 13-11-24 en el periódico El Colombiano de mi ciudad y en otros de mi país.

La historia resumida (para los que no la sepan).

Pilar Castaño Valencia es una periodista que ha tocado varios tópicos de su profesión y ha escrito cuatro libros sobre modas y acababa de terminar el quinto. Sus conocimientos sobre modas son muy vastos y sus libros son esperado y sus libros muy cotizados en el mercado. Para el quinto libro necesitaba un ilustrador y su hijo, adolescente, le presentó a la novia de uno de sus amigos. La joven es estudiante que estudia diseño gráfico en Nueva York. Pilar la recomendó con la editorial por cuanto las muestras le fueron satisfactorias. El libro salió al mercado e inmediatamente resultaron dos ilustradoras norteamericanas demandando plagio. Los colombianos que no terminamos de recuperarnos de una sorpresa ya estamos acostumbrados a recibir la siguiente. La honorabilidad de Pilar Castaño Valencia puesta en la picota por un plagio de algunas (no todas) ilustraciones de su quinto libro. El mundo se le vino encima, sin conmiseración ni caridad como dice en su respuesta. La pérdida que le ocasiona ese plagio a la editorial suma  ciento sesenta millones de pesos (aproximadamente ochenta mil dólares). Hasta que por fin la ilustradora dio la cara y en su carta de perdón mostró la ingenuidad adolescente y pidió perdón. El nombre y la magnanimidad de Pilar quedaron en alto para oprobio de los que la satanizaron y la trataron de corrupta.

Pero nos falta un punto que he callado a propósito para cerrar el origen del perdón y la humildad de Pilar; para desarrollar ese punto repito las últimas frases de la respuesta de Pilar:

—Y a mí me criaron con el perdón en mi casa. Fue lo primero que me inculcó mi mamá: la humildad y el perdón, y eso es lo que hay en mi alma.

Gloria Valencia de Castaño
¿Pero, quién es la mamá de Pilar? Mis compatriotas pueden retirarse, porque colombiano mayor de veinticinco años que no sepa quién es Gloria Valenciade Castaño, nunca se ha sentado en frente de un televisor. Pueden clicar su nombre para que vean la semblanza que de ella hace Wikipedia. Esposa de un solo marido fue siempre una gran señora y trabajó en la televisión colombiana desde sus inicios en 1954 hasta mediados de la década del noventa. No necesitó las frivolidades de la farándula para ser por siempre la primera dama de la televisión colombiana. Su esposo, Álvaro Castaño Castillo, fue su director y su compañero de trabajo en varios de sus programas. Vivió en las pompas del mundo sin contaminarse de ellas. Desconozco la espiritualidad de doña Gloria, pero, como dice Jesús en el versículo 20 del capítulo 7 de San Mateo, «por sus frutos los conoceréis». El perdón y la humildad que nos muestra hoy Pilar, las virtudes en las que más insistió el Salvador en su paso por este mundo, son los frutos de doña Gloria.

Gabriel Escobar Gaviria

Noviembre de 2013.