domingo, 26 de octubre de 2014

Todo sobre los ángeles 1

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 El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que la existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe.
Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Como criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello. Cristo «con todos sus ángeles».

Arcángel San Gabriel
Tomado de
sanmiguelarcangel.net
Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen y más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación.

Desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización. Es el arcángel San Gabriel quien anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús.

sábado, 25 de octubre de 2014

¿Obispos divididos?, culpa de la mala filosofía

Lo que algunos obispos han dicho dentro del aula del sínodo y en los micrófonos de los periodistas fuera del aula es consecuencia de lo que se está enseñando desde hace muchos tiempo en muchos seminarios y estudios teológicos. Por lo demás, tampoco los obispos caen del cielo, sino que han tenido maestros y han sido educados en un cierto contexto de cultura filosófica.

Stefano Fontana
Stefano Fontana
Profesor en la Universidad La Sapienza de Roma
Muchos se habrán preguntado cómo resulta posible que sobre cuestiones de tanta importancia para la doctrina y la fe católica los obispos y los cardenales piensen de modo tan diverso. Estos días del Sínodo, en efecto, lo han puesto en evidencia de manera incluso demasiado manifiesta. Los sacramentos, el pecado, la gracia, el matrimonio… los fieles se quedan sorprendidos al constatar en los maestros y en los guías opiniones tan diversas sobre estas cuestiones de no poca importancia.
Querría ahora buscar una explicación en un elemento que hasta ahora no ha aparecido mucho en el debate en torno al Sínodo. Me refiero a las filosofías de referencia, que cardenales y obispos adoptan para afrontar las cuestiones teológicas. La Fides et ratio de San Juan Pablo II dice que no se hace teología sin una filosofía y que si no se asume una filosofía verdadera y conforme con la fe se termina por asumir otra no verdadera y disconforme con la fe. En cualquier caso una filosofía se ha de asumir.
¿Qué filosofía han adoptado los cardenales y obisposque ahora intervienen sobre estos problemas en el aula del Sínodo y también fuera? ¿Qué filosofía han estudiado y hecho propia a lo largo de sus estudios y en sus lecturas? La filosofía es el instrumento del que se vale la teología. Pero un instrumento que no es neutro, puesto que condiciona la misma teología, porque determina su objeto, método y lenguaje.

No es lo mismo si se entiende a Dios como el «Esse Ipsum» de Santo Tomás de Aquino o un “Trascendental existencial” como hace Karl Rahner. No es lo mismo admitir la dimensión ontológica de la fe (la dimensión que hace de la fe una cuestión que hace referencia al ser) o bien reconocer en ella solo una dimensión fenomenológica o existencial. Teniendo como bagaje esquemas filosóficos diversos, los obispos y cardenales afrontarán los problemas teológicas, incluidos los del Sínodo, de manera diversa. Karl Rahner decía que el pluralismo filosófico y teológico, además de ser irreversible era también correcto y deseable. La Fides et ratio decía en cambio que no. Estoy convencido de que la mayor parte de los teólogos ha preferido Rahner a la Fides et ratio. Pero la confusión de estos días del Sínodo parece dar razón a esta última.

La dimensión católica de la fe requiere, en mi opinión, pero me parece que también según laFides et ratio, la dimensión ontológica. Si la «nueva criatura» que nace del Bautismo no pertenece a un nuevo plano del ser, entonces es una pintura existencial o sentimental. Si, al casarse, los dos cónyuges no dan vida a una nueva realidad, en el plano del ser, realidad que no es la suma de 1 + 1 (y efectivamente «... serán dos en una sola carne...»), entonces el matrimonio podrá ser existencialmente revisado, rehecho, recelebrado, recontratado. Si hay una realidad nueva —repito: en el plano del ser— no se podrá disolver. La única cosa que se podrá hacer será determinar si existe o no, pero si existe nadie puede hacer nada más. Para determinar si existe se deberá hacer una averiguación de la verdad y no simplemente una averiguación pastoral o administrativa. Si en cambio el matrimonio sólo tiene carácter fenomenológico o existencial, entonces no hay ninguna realidad que determinar y todo puede ser revisado y remanipulado.
Si se mira bien, toda la vida de fe, y no sólo el sacramento del matrimonio, tiene un aspecto ontológico. La situación de pecado no es sólo una cuestión existencial, sino que es la muerte espiritual del ser de nuestra alma. Quien vive voluntariamente en pecado mortal está espiritualmente —o sea, ontológicamente— muerto. Si vemos las cosas de esta manera ¿cómo se va a poder, en ese estado, acceder a la comunión? El sacramento de la comunión nos mete, ontológicamente, en la vida divina. No es una ceremonia de socialización, un rito sentimental-existencial.
El sacramento de la confesión también tiene naturaleza ontológica, porque sana al alma en pecado, la hace revivir. No es una sesión psicoterapéutica. Las gracias que recibimos en los sacramentos son vida real, vida divina.
El ingreso en la Iglesia, con el Bautismo, no es la participación en una asociación, sino el acceso a una nueva dimensión del ser, en el que nos superamos a nosotros mismos y participamos de la vida de la Trinidad. Cuando San Pablo dice «no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí» expresa esta novedad ontológica de la “nueva criatura”.
Lo que algunos obispos han dicho dentro del aula del sínodo y en los micrófonos de los periodistas fuera del aula es consecuencia de lo que se está enseñando desde hace mucho tiempo en muchos seminarios y estudios teológicos. Por lo demás, tampoco los obispos caen del cielo, sino que han tenido maestros y han sido educados en un cierto contexto de cultura filosófica. Ahora, si estas filosofías que se enseñan non son conformes a lo que indica la Fides et ratio, es lógico y consecuente que también  el examen de los temas del matrimonio, del divorcio y de la comunión se desvíe de las ideas de la Fides et ratio.  
Por ejemplo: si Dios es un «trascendental existencial», como afirma Karl Rahner, todos estamos dentro, la pareja casada, la unión de hecho y también la homosexual. No existen los ateos, y no existen los pecadores. Habrá solo un camino para pasar del ser cristianos anónimos al ser cristiano «nónimos»; un camino que recorrer juntos, sin excluir o condenar ninguna situación particular de vida, porque todas pueden ser un buen punto de partida. Muchos obispos expresan esta visión teológica que en cambio refleja una particular filosofía de tipo existencialista.  Karl Rhaner era alumno de Heidegger, no de Santo Tomás. ¿Cuántos obispos saben de Rahner y no de Santo Tomás?
El gran filósofo Cornelio Fabro planteaba la cuestión en términos de relación entre esencia y existencia. Sartre decía que la existencia precede a la esencia, Fabro decía que la esencia precede a la existencia. También en este Sínodo el problema filosófico —y por tanto también teológico— es éste: si el matrimonio como sacramento es un dato ontológico que concierne a la esencia, o si es sólo un dato existencial, reversible según plazca.
Tomada de Infocatólica 14-10-18
Stefano Fontana
Publicado originalmente en La nuova Bussola Quotidiana

jueves, 9 de octubre de 2014

Sínodo de la Familia

Los cinco puntos claves que el sínodo ya ha tratado

Tomado de Romereports
14-10-08

Poco a poco, la respuesta a los desafíos de la familia va tomando forma. Todo lo que los obispos del Sínodo analizaron hasta ahora se resume en cinco puntos.

Comunicación

El primero es cómo comunicar bien el atractivo de la familia. La forma en que la Iglesia se  expresa debe dejar atrás las condenas.

Padre Thomas Rosica
Portavoz del Vaticano

«Decir a las personas que viven en pecado, que tienen un desorden intrínseco o una mentalidad contraceptiva no ayuda a acercar a la gente a Cristo. Tampoco a que acojan el mensaje de la Iglesia».

Ley de la gradualidad

El segundo punto consiste en respetar la llamada ley de la gradualidad.

Esta expresión se refiere al camino único que cada persona recorre hacia Dios. Para algunos es inmediato. Para otros, en cambio, es más lento.

Cardenal Vincent Nichols
Arzobispo de Westminster (Reino Unido)

«Permite y anima a las personas, a todos nosotros, a avanzar con tiempo en nuestra búsqueda de santidad».

No atacar

Varios participantes pidieron que se reconozcan los elementos positivos que también hay en el matrimonio civil, como el compromiso o la educación de los hijos. Además pidieron centrarse en lo positivo sobre la familia en vez de subrayar lo negativo.

Padre Manuel Dorantes
Portavoz del Vaticano

«La Iglesia se concentró mucho en el justo rechazo al matrimonio homosexual y esto impidió desarollar una propuesta más rica y atractiva. Él decía que nos debemos enfocar más en lo positivo que en lo negativo, más en el valor atractivo que en la prohibicion, más en la propuesta que en la norma».

Sexualidad y espiritualidad

Los obispos también se preguntaron sobre cómo mostrar en positivo la sexualidad humana, el matrimonio como camino de santidad.

Padre Manuel Dorantes
Portavoz del Vaticano

«Tanto se habló en contra de la sexualidad fuera del matrimonio que la sexualidad matrimonial parece una imperfección permitida. No debemos luchar contra el sexo, sino proponer una auténtica sexualidad, que es camino de santificación».

Aprender de la Historia

Los obispos hablaron sobre cómo la la doctrina católica sobre el matrimonio ha evolucionado a lo largo de la historia. Analizaron los resultados sociales de la relación entre Iglesia y familia y cómo mantenerla viva también en el momento presente.

Padre Thomas Rosica
Portavoz del Vaticano

«Por ejemplo, es importante conocer el Evangelio y saber cómo usarlo. Porque citamos a menudo fragmentos como que el hombre debe abandonar a padre y madre para casarse y  dejarlo todo. También es importante conocer cómo se habla del divorcio en el Nuevo Testamento».

El Sínodo sobre la Familia acabará el próximo 19 de octubre. Un día después todos los cardenales del mundo están llamados a un consistorio en el Vaticano para hablar de los cristianos perseguidos en Oriente Medio.


Laus Deo Virginique Matri

jueves, 2 de octubre de 2014

Darío Lopera Villa (q. e. p. d.)

Lo que acompaño a esta nota es parte de mi columna Vista de lince En El Colombiano del sábado 10 de noviembre de 2007, Lo pongo en este blog como homenaje a una persona que fue clave en mi ánimo solidario por el bien de los demás
Gabriel Escobar Gaviria.

DARÍO LOPERA VILLA (q. e. p. d.).. En 1961 conocí a Darío Lopera Villa, era mi compañero en 4.° año de bachillerato (hoy 9.°) en el Colegio El Sufragio de Medellín.. Por él conocí el Movimiento Católico Juvenil Restauración. Siempre me hablaba de eso cuando bajábamos hacia el centro desde Boston por La Playa. Me hablaba de reuniones, del Hogar del Gamín, de los mercados vendidos a peso a los habitantes los tugurios del Cementerio Universal, de ser solidario con los demás. Mis 15 años de entonces no me daban para pensar en la cuestión social.

Al año siguiente yo regresé a La Ceja de donde había venido y no volví a ver a Darío. Cuando llegué de nuevo a El Sufragio a cursar 6.° (hoy 11.°) ya no estaba allí. Lo busqué en su casa para decirle que yo quería pertenecer a Restauración. Ya era el presidente nacional, había reemplazado en ese cargo al joven abogado Gilberto Jaramillo Cárdenas. Estuve dos o tres años en ese movimiento y al lado de Darío me fui comprometiendo con el servicio a los demás que emanaba de las mentes juveniles del grupo.

Por Restauración pasaron nombres como los de Eduardo Aristizábal, Roberto Duque, Roberto Rosero, Hugo Saldarriaga, quien reemplazó a Darío en la Presidencia, Hernando Villa, María Elena Córdoba, Antonio Roldán Betancur, Inés Palacio, Silvio Mejía, los presbíteros Hugo Peresson, Vicente Mejía, Ciro Roa, Luis Tisnés, y muchos otros jóvenes cuyos nombres no están ya en mi memoria. Las encíclicas sociales de la Iglesia desde la Rerum Novarum de León XIII hasta la Populorum Progressio de Pablo VI y el Código de Malinas eran nuestro catecismo; la Oración de San Francisco por la Paz, nuestra fortaleza. El altruismo de Darío y el de cada uno de los integrantes del Movimiento fueron un aporte grande a mi espiritualidad formada en el hogar y en el colegio.


vilince95@yahoo.es