miércoles, 20 de marzo de 2013

Saludito dominical 180


Ernesto Blandón Rey
Docente del Colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana

Poco a poco Nuestro Señor Jesús nos lleva a la Pascua. Se había retirado a orar, acudía constantemente a ello, sobre todo porque veía que una realidad supremamente difícil lo esperaba. Aquella mujer que le llevan para apedrearla, lo dice todo. A la pregunta acusativa de los escribas y fariseos, su silencio es lo que se escucha, no hay respuesta alguna; lo observan detenidamente esperando alguna palabra para irse en su contra. Escribe con su dedo en la arena, en una comunicación inesperada pero llena de significado, viniendo a la memoria «el favor de Dios» que en su persona se hace presente. Ante la insistencia de una respuesta y la incomprensión del gesto realizado, escucharon de sus labios: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». La escena tuvo un giro que hizo que de acusadores pasaran a ser seres en retirada, a la espera de otra oportunidad, cambio interesante, antropológico si se quiere, en cuanto pone sobre el tapete una actitud muy humana, no son los acusadores los más limpios de corazón. Así lo vivieron quienes allí estaban, sobre todo los más ancianos.
Había que recordar las Escrituras por eso volvió a lo de antes, la arena era un instrumento para hacer memoria «pondré mi ley en sus corazones y haré que caminéis según mis preceptos» Nuestro Señor de repente se ve solo ante el dolor de quien temía por su vida, no venía a quitarla sino a darla y en abundancia, por eso la acogía y le dio lo que la animaría: el perdón «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Jesús ora, dialoga constantemente con su Padre, sabe que no es aceptado por muchos y que por lo que dice y hace , lo buscan para matarlo. La cruz lo espera, no solo eso, la corona de espinas, la flagelación, pero es allí donde confiesa el amor por la humanidad «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» ha dicho en un grito suplicante
El Señor Jesús nos espera con los brazos abiertos, durante estos días; vivamos de su amor, su perdón anima nuestro ser a la vida. Es el amor que esperamos y que tanto buscamos.
Hagamos de este Saludito una cadena de oración por quienes padecen un sufrimiento. Algunos destinatarios, han dado a conocer necesidades apremiantes que ponemos en las manos de Dios para que los llene de fortaleza, anime y si es su voluntad sean curados de sus enfermedades.
El rezo de mil Padresnuestros por la salud de los que padecen cáncer, tú rezas sólo uno y pasas el mensaje a otros para que sigamos rezando. Pásalo, por favor. Petición de nuestro amigo Ángel Santacoloma Luis Alfonso
Un abrazo
PAZ y BIEN en el Señor Jesús.
Ernesto Blandón Rey. Docente del Colegio de la UPB

Comparto con ustedes mi poemario TE VI PASAR que se encuentra en las librerías de los Paulinos 

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