martes, 19 de marzo de 2013

Tu es Petrus


Bergoglio

Me estaba demorando para hacer presencia con mi pensamiento y ordenaba ideas de lo que todos los católicos hemos expresado acerca del regalo que el Espíritu santo nos hizo hace una semana. En esas estaba cuando recibí la expresión de júbilo de un hermano argentino miembro del grupo virtual Cristo amigo, es la alegría de una familia argentina que nos comparte su experiencia y su cercanía con Jorge Mario Bergoglio cuando era cardenal y que seguirá ahora que es papa. Tomé su mensaje del grupo y sin pedirle permiso lo anexo en este blog de Presencia y Pensamiento. Me abstuve de contestarle en el grupo porque espero darle la sorpresa de mostrarle cuánto me gustó conocer su alegría y la de su familia al sentirse tan cerca del timonel de la Nave de San Pedro. Los derechos de autor se los compenso en oraciones para que el Señor derrame bendiciones sobre la República Argentina y las derrame abundantes para que alcancen para el continente completo que necesitado de ellas está.

From: Raúl Alejandro Clavijo <raclavijo@gmail.com>
Date: Fri, 15 Mar 2013 16:42:17

Subject: [Cristo amigo] «¡Tenemos Pedro!»... Nuestro Francisco.

Queridos Hermanos en Xto.:

Antier estaba con mi mujer, Teresa, midiendo unos terrenos en la localidad de Olivos, una zona en el gran Buenos Aires, a minutos no más de la Capital Federal de Argentina...

Mientras medía, mi teléfono empezó a recibir uno tras otro mensajitos de mi Chat Familiar:

—¡Tenemos papa! —mi hijo José, mandaba desde el laboratorio de Facultad de Agronomía.

—¡Tenemos papa! —mi hijo Bernardo desde Norwich, U. K., Inglaterra.

—¡Tenemos papa! —mi hijo Martín, desde el Seminario Metropolitano.

—¡Tenemos papa! —Agustina, la novia de José, viendo la tele desde su casa.

—¡Tenemos papa! —mi hijo Javier, desde su computadora, mientras calculaba y dibujaba un plano.

Yo estaba con el teodolito apuntando el prisma que tenía Teresa en la otra punta, allá lejos, casi a doscientos  metros de distancia..., a ella también le habían llegado los mensajitos de texto y los había leido...

—Raúl, tenemos papa —Teresa me gritaba por el Handy.

—¿Quién es? —le pregunté por la radio.

—No sé, pero los chicos están como locos mandándonos mensajitos al chat.

—Sí, sí, ya los leí también —seguíamos por la radio.

Agustina, la novia de José, era la única prendida al televisor, ya que estaba en su casa, y nos iba mensajeando lo que veía en el noticiero.

—¿Quien es? —pregunté, y empezó a ser el mensaje único en nuestro chat.

Toda la expectativa familiar estaba concentrada en lo que nos compartía en el chat, Agustina.

—¡Se escucha el himno de Italia! —En el mensaje se notaba el entusiasmo de Agustina.

—¡Buh, buh, es Tano! —contesté, embromándola porque ella es descendiente de italianos.

—Todavía no sale —aviso de agustina.

—¡Debe ser gordo, no lo pueden vestir, por eso tarda tanto en salir! —el mensajito de Bernardo en U. K., tratando de cortar la ansiedad.

El baldazo de agua fría, de la renuncia del admirado Benedicto XVI, nos afectó mucho a todos en casa, y el cónclave centró nuestras misas y plegarias de todo el mes.

—¡Ay!, ¡que salga!, ¡que salga! —Agustina, mensajito prendida a la tele, ya sin uñas, supongo.

—¡Sí, es gordo y viejito, por eso tarda, camina despacio...! —Bernardo más ansioso que antes tratando distender un poco otra vez desde U. K.

—¡Chito!, más respeto por el papa... —mensajito de Agustina.

—¡Dale, Martín, confesá quién es!... —mensajito de José, reclamándole al seminarista—, ¡ja!

—¡ja, ja, ja! —me reí. Ya había dejado la medición y estaba como loco mirando los mensajitos y metido en el chat.

—¡Agustina...!, ¿quién es?, ¿no ha aparecido? —nuevo mensaje mío, muy impaciente...

—¡Raúl, Raúl, Raúl!.... —Teresa por la radio...

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—¿Ya me mediste?..., me tenés acá parada..., pará con los mensajitos.
Yo estaba parado con mi teodolito laser en la intersección de avenida del Libertador y de la calle Roma..., la pobre Teresa en la intersección de calle Roma y la calle Espora esperando inútilmente que midiera esa calle... Pero yo estaban en Roma, física y espiritualmente.

Y no miento por lo de «física», por esas casualidades medíamos en calle Roma..., ¡sí, señor!..., podré embromar con eso a mis amigos, cuando eligieron papa a Bergoglio, Tere y yo estábamos en Roma, ¡ja, ja, ja!

—¡Ya sale!, ¡qué emoción!, ¡ay!, ¡que se apure!, me tengo que ir a la Facultad, me lo voy a perder —Agustina no daba más....

—¡Sal de ahi, papita, papita…! —Agustina de nuevo...

—¡Ahí va...! —Agustina de nuevo...

—¡Es Bergoglio! —Agustina de nuevo...

¡Qué silencio de Chat!, nos quedamos todos helados.....

—¿Quién es?!.... —Yo, que no podía creer

—¡Bergoglio! —Bernardo desde U. K.

—¡Fah! —Bernardo de nuevo desde U. K.

—¡Che..!, ¿me están jodiendo? —yo, más incrédulo todavía....

—¡Es Jorge Mario! —Javier desde su compu saltando de alegría, lo estaba viendo por internet.

—¿Qué! —José..., otro incrédulo.

—¡Fah! —Bernardo de nuevo desde U. K. también saltando en Inglaterra.

—¡Me estás Jodiendo? —José..., más incrédulo todavía.

- ¡Qué increible!, ¡che, ahora tenemos línea directa con el Papa!... —Bernardo saltando más todavía en U.K.)

—¡Zarpado! —José que cae en la cuenta, después de conectarse por internet con un noticiero en la red....

—¡Increible, José!, ¡a tocar la guitarra a Roma!.... —Bernardo, haciéndole una broma por la última Misa Arquidiocesana de Niños, celebrada por Bergoglio en un estadio de futbol, donde José y Javier participaron del coro)

—¡Fah!..., ¡Bergoglio! ... —Martín desde el Seminario ...., allí era una mezcla total de incredulidad, vértigo, asombro, y, finalmente, gritos, emoción, abrazos, etc.... todo mezclado, los superiores y los seminaristas.

—¡Che!..., ¡No lo vas a poder imitar más!... —Bernardo embromándolo a Martín, por sus imitaciones "muy exactas del cardenal.

El chat siguió al «rojo vivo» un rato más.

Con Teresa nos quedamos literalmente «helados».

Enseguida entramos en la cuenta de la enormidad de lo acontecido, Dios había elegido uno de los nuestros para comandar su barca.

El último Corpus, celebrado desde el atrio de la catedral, lo habíamos visto al cardenal muy cansado...

Yo había tenido después una pesadilla de esas todas mezcladas, donde aparecen personas que no tienen nada que ver unas con otras, y apareció también en el sueño monseñor Bergoglio que me decía:

—... no te preocupes, yo duermo quince segundos y se me pasa...

Me quedé muy impresionado después de ese sueño, y lo tomé como una señal, y le empecé a pedir todos los días a Dios que le diera "el retiro a nuestro cardenal, que estaba viejito y cansado...., ¡ja, ja!, no me escuchó.

¡Qué mezcla de sentimientos increíbles!.

Queremos profundamente a nuestro obispo. Y motivos personales no nos faltan.

Lo hemos saludado personalmente en muchas ocasiones desde que Martín entró al Seminario Diocesano de Buenos Aires.

El año pasado, antes de la Misa de Navidad, tanto insistí a Martín, que finalmente se animó a preguntarle al cardenal si podíamos saludarlo (¡qué cholulo! el que suscribe) , y por supuesto que aceptó, y mi hijo me llevó a la sacristía de la catedral, y allí Bergoglio me bendijo una bolsa de rosarios que habíamos hecho para regalar a mis familiares en Nochebuena, nos mandó la bendición para todos. Quedé muy bien esa Nochebuena regalando mis rosarios benditos por el cardenal.

Otra vez lo cruzamos en el Aeropuerto de Ezeiza. Él solo despidiendo al obispo de Quebec, Canadá (según nos contó). Me acerqué corriendo a saludarlo (con toda mi cholulez)... ¡y me reconoció!..., y después nos saludó cariñosamente a mi mujer y a mí que habíamos ido a despedir a Martín que partía rumbo a la "Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.

Cuando lo vio a Martín le preguntó:

—¿Qué hacés acá?"....

Y en broma:

—¿Tenés permiso de tus superiores? —Se lo había extendido él, para acompañar a un grupo grande de jóvenes de la parroquia donde estaba haciendo un año de vida pastoral.

Después, cada vez que lo ha cruzado a Martín, uno más... en el Seminario o en celebraciones en la Catedral, le preguntó por nosotros y nos mandó sus saludos especiales.

Y la última experiencia con él, fue en la Misa de admisión de Martín, el año pasado, donde también recibió de sus manos la orden menor del Lectorado. Nos acercamos a comulgar y de casualidad nos tocó la fila donde él daba la Comunión, después de darnos a Jesús nos hizo un gesto de saludo y nos dijo muy bajito:

—Recen por mí...

Volvimos a nuestro lugar muy conmovidos...

Martín después nos preguntó:

—¿Qué tienen ustedes con el cardenal?, siempre me pregunta y les manda saludos especiales...

La verdad pura y llana no tenemos nada con el Cardenal, más allá de haberle pedido la bendición de esos rosarios y haberlo cruzado una vez en el aeropuerto. ¡A cuántos miles de miles habrá visto, bendecido, y saludado!
Podrán decirnos que es porque somos papás de uno de sus seminaristas..., pero ¿saben a cuántos papás de seminaristas y de monjas y de religiosos habrá visto y saludado en todos estos años pastoreando nuestra inmensa diócesis?, apenas si tenemos  doscientas parroquias, son cuatro los obispos auxiliares para atender nuestra diócesis, y además él era primado de la Argentina...

Así y todo se acordó siempre de nosotros y nos hizo algún gesto, a dos «nadies» de su rebaño, a dos ovejitas perdidas en el montón...

Ese es nuestro pastor!, y ahora el de toda la Iglesia.

Se lo compartimos, y les imploro, como él mismo nos pidió, y como pidió en su primer contacto con el pueblo de Roma: Recen por él, y no se asusten cuando lo oigan hablar muy bajito, es así, creo que sufrió una seria enfermedad pulmonar, y recita las oraciones de la misa casi que no se le escucha, pero su energía va por otra parte.

Es sencillo y humilde, verdaderamente tan sencillo y tan humilde como ahora lo han descrito los medios de comunicación, y es la verdad, somos testigos: siempre de a pie, en bus y en metro, nuestro Francisco, metiéndose solo y en silencio en los barrios de emergencia, sin hacer alharacas, a lo Madre Teresa, poniendo la cara por los más necesitados y denunciando desde su cátedra la desatención y el uso que hacen de la pobreza y de la miseria nuestros gobernantes. Cargando en sus espaldas la peor mala voluntad y mala leche de nuestros actuales presidentes y ministros, que lo declararon su enemigo mortal (¡ja, ja!, y ahora ya lo han tildado de Papa opositor, y hasta promovieron y votaron la ley de matrimonio gay: "para torcerle la mano a la Iglesia y a Bergoglio"...

Sí, acá no fue nunca amigo del poder.

Bien, no los entretengo más, les compartí nuestros sentimientos, puras pavadas como el chat que quedó grabado en mi celular, y de cómo de en medio de las cosas cotidianas, pasa que Dios de repente saca un santo para su servicio, que venía caminando junto a nosotros y casi no lo reconocíamos...

De acostumbrados que estábamos: ¡qué poco lo apreciabamos!..., nadie es profeta en su tierra.



¡Y ahora es papa !.

¡Nuestro Francisco !

En Jesús, María y José.

Raúl Clavijo.
Buenos Aires, Argentina.

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