domingo, 10 de marzo de 2013

Veni, Creator Spiritus, mentes tuorum visita



Queridos hermanos:

Hace un mes que el expapa Benedicto XVI anunció su retiro a causa de la enfermedad. Llevamos un mes en el que periodistas extranjeros y nacionales han tratado de manejar la Iglesia Cada uno a su manera.

No pretendo en momento alguno convertirme en juez de las necesidades expresadas por cada quien.

Algunos han destacado las rivalidades humanas entre miembros de la curia y han querido mostrar, según sus criterios un ala mala y una buena. Han dado en satanizar nombres sin derrotarlos en juicio y parece que esos nombres vienen marcados desde el día en que se aterraron del nombramiento de Benedicto.

Durante todo el tiempo de su mandato estuvieron en contra de un papa al que matricularon de Nazi desde el principio, porque localizaron una fotografía de un soldado de 19 años que pagaba su servicio militar obligatorio al ejército de su país, cuyo comandante era Hittler. Ese joven era de apellido Ratzinger.

De ahí en adelante todo lo que pensara o hiciera el papa era tratado como parte de una filosofía retrógrada. Impulsó el latín no para dar marcha atrás como algunos pensaron, sino porque la historia de la Iglesia escrita en latín ya nadie la leía. Diluyó dos cismas, uno de treinta y siete años y otro de medio milenio, a cuyos miembros les dejó las puertas abiertas para su regreso lo que han venido haciendo casi desde el principio de su papado.

Estas cosas no se han mencionado ni se mencionan como programas que debe seguir el siguiente papa.

Sólo se oye que la Iglesia debe mirar las necesidades de sus fieles. Necesidades que para ellos consisten en permitir el divorcio, el aborto, la eutanasia, los matrimonios homosexuales. Cuándo se darán cuenta estos consejeros de que esas cosas son inmodificables como inmodificable es la ley de Dios.

Auguran que la Iglesia está condenada a desaparecer sin esas innovaciones, pero olvidan que su fundador el día que nombró el primer papa aseguró que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Que estos pensamientos sencillos los tengamos mañana cuando los cardenales entren a la Capilla Sixtina de la que saldrán obedeciéndole al nuevo sucesor de Pedro.

Gabriel Escobar Gaviria

Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustatione docuisti: da nobis in eodem Spiritu recta sapere et de ejus Semper consolatione gaudere.

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