Queridos hermanos:
Hace un mes que el expapa Benedicto XVI anunció su retiro a
causa de la enfermedad. Llevamos un mes en el que periodistas extranjeros y
nacionales han tratado de manejar la Iglesia Cada uno a su manera.
No pretendo en momento alguno convertirme en juez de las
necesidades expresadas por cada quien.
Algunos han destacado las rivalidades humanas entre miembros
de la curia y han querido mostrar, según sus criterios un ala mala y una buena.
Han dado en satanizar nombres sin derrotarlos en juicio y parece que esos
nombres vienen marcados desde el día en que se aterraron del nombramiento de
Benedicto.
Durante todo el tiempo de su mandato estuvieron en contra de
un papa al que matricularon de Nazi desde el principio, porque localizaron una
fotografía de un soldado de 19 años que pagaba su servicio militar obligatorio al
ejército de su país, cuyo comandante era Hittler. Ese joven era de apellido
Ratzinger.
De ahí en adelante todo lo que pensara o hiciera el papa era
tratado como parte de una filosofía retrógrada. Impulsó el latín no para dar
marcha atrás como algunos pensaron, sino porque la historia de la Iglesia escrita
en latín ya nadie la leía. Diluyó dos cismas, uno de treinta y siete años y otro
de medio milenio, a cuyos miembros les dejó las puertas abiertas para su
regreso lo que han venido haciendo casi desde el principio de su papado.
Estas cosas no se han mencionado ni se mencionan como
programas que debe seguir el siguiente papa.
Sólo se oye que la Iglesia debe mirar las necesidades de
sus fieles. Necesidades que para ellos consisten en permitir el divorcio, el
aborto, la eutanasia, los matrimonios homosexuales. Cuándo se darán cuenta
estos consejeros de que esas cosas son inmodificables como inmodificable es la
ley de Dios.
Auguran que la Iglesia está condenada a desaparecer sin esas
innovaciones, pero olvidan que su fundador el día que nombró el primer papa
aseguró que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Que estos pensamientos sencillos los tengamos mañana cuando
los cardenales entren a la Capilla Sixtina de la que saldrán obedeciéndole al
nuevo sucesor de Pedro.
Gabriel Escobar Gaviria
Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustatione
docuisti: da nobis in eodem Spiritu recta sapere et de ejus Semper consolatione
gaudere.
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