miércoles, 27 de marzo de 2019

San Gabriel de la Dolorosa

San Gabriel de la Dolorosa, el santo de los jóvenes
De joven disfrutó seduciendo mujeres y tras su conversión llegó a ser santo


Por n/a | Fuente: InfoCatolica.com // PortaLuz.org


San Gabriel de la Virgen de los Dolores no fue siempre un santo. De hecho, durante muchos años fue precisamente lo contrario. Nacido como Francesco Possenti en 1838, Possenti fue bautizado en la misma pila que san Francisco de Asís. Durante su juventud, Possenti tenía mucho en común con el «trovador» de Asís y era un joven popular en las fiestas.
Mientras asistió a la escuela jesuita de Spoleto, se entregó a cualquier tipo de entretenimiento que encontrara. Possenti disfrutaba en especial del baile, por lo que le apodaron «el bailarín». Sus amigos también le llamaban il damerino (el galán de las damas), por su popularidad entre las mujeres.
Sin embargo, Dios nunca dejó de perseguir a Possenti. Dos veces cayó Possenti enfermo y dos fue milagrosamente curado. En ambas ocasiones prometió a Dios que entraría en la vida religiosa y las dos veces se olvidó rápidamente de ello. Entonces, un día, durante una procesión observó un estandarte de Nuestra Señora María Auxilio de los Cristianos. Sintió que Nuestra Señora le miraba directamente a él y escuchó una voz: «Cumple tu promesa».
Este momento atravesó el corazón de Possenti, que decidió mantener su palabra y entrar en una orden religiosa. Accedió a la Orden pasionista el 21 de septiembre de 1856, donde recibió el nombre de Gabriel de la Virgen de los Dolores.
Aunque no hay razones para creer que haya perdido la inocencia bautismal, ni quebrantado gravemente la ley de Dios, lo cierto es que durante su vida de religioso, el santo no veía con buenos ojos esa primera parte de su vida. Más tarde escribió a un amigo:Querido Felipe, si realmente amas a tu alma, apártate de las malas compañías y no frecuentes el teatro. Yo sé por experiencia, cuán difícil es salir de él en estado de gracia; por lo menos constituye un grave peligro. Evita las reuniones mundanas y las malas lecturas. Creo, te lo aseguro, que, si hubiese permanecido en el mundo, no habría conseguido la salvación de mi alma. Dime: ¿No crees que yo me divertí bastante? Pues bien, el resultado de todo ello no es más que la amargura y el temor. No te rías de mí, Felipe, porque te estoy hablando con el corazón en la mano. Te ruego que me perdones, si alguna vez te escandalicé. Y retiro todo el mal que pueda haber dicho de otros delante de ti. Perdóname y pide que Dios me perdone también.

Querido Felipe, si realmente amas a tu alma, apártate de las malas compañías y no frecuentes el teatro. Yo sé por experiencia, cuán difícil es salir de él en estado de gracia; por lo menos constituye un grave peligro. Evita las reuniones mundanas y las malas lecturas. Creo, te lo aseguro, que, si hubiese permanecido en el mundo, no habría conseguido la salvación de mi alma. Dime: ¿No crees que yo me divertí bastante? Pues bien, el resultado de todo ello no es más que la amargura y el temor. No te rías de mí, Felipe, porque te estoy hablando con el corazón en la mano. Te ruego que me perdones, si alguna vez te escandalicé. Y retiro todo el mal que pueda haber dicho de otros delante de ti. Perdóname y pide que Dios me perdone también

Gabriel se entregó de lleno en una vida de santidad e hizo lo que hiciera falta para acercarse a Dios. Sin embargo, no recibió la gracia de ningún don espiritual o experiencias extraordinarios. Simplemente vivió plenamente la vida de un pasionista y se esforzó por alcanzar la perfección. Gabriel es famoso por su frase: «Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer bien lo ordinario».

Los testimonios de las actas de beatificación son totalmente convincentes. La vida de san Gabriel de la Dolorosa fue de una generosidad sin límites; pero lo más extraordinario es la alegría con que supo consumar el sacrificio.
Su deseo de penitencia era insaciable. Durante mucho tiempo pidió permiso de llevar un áspero cilicio de metal. Sus superiores se lo negaron pero el santo continuó pidiéndolo modestamente. Su director le decía: «Quieres a toda costa llevar una pobre cadenilla, cuando lo que realmente necesitas es encadenar tu voluntad. Vete y no me hables más de ellos». El santo se retiraba profundamente mortificado. En otra ocasión, su director le dijo al mismo propósito: «Puesto que tienes tantas ganas de ese cilicio, te doy permiso de que te lo pongas; pero tienes que llevarlo encima del hábito y a la vista de todos, para que todo el mundo sepa cuán mortificado eres». A pesar de la humillación que eso le causaba, Gabriel se puso el cilicio como su director se lo había indicado; esto hizo reir mucho a sus compañeros, pero Gabriel lo soportó en silencio, sin pedir que le dispensaran de esa mortificación que le ponía en ridículo.
Su vida religiosa duró poco, ya que murió de tuberculosis seis años más tarde, en 1862. Tenía 24 años y su comunidad lo apreciaba mucho por su santidad. Gabriel terminó por ser beatificado en 1908 y canonizado en 1920. Es conocido como un santo patrón especial de los jóvenes.


Nota del Editor.

El próximo veinte de abril cumpliré 73 años y este cumpleaños tiene una especialidad que sólo se ha repetido una vez en mi vida.  El veinte de abril de 1946 fue Sábado Santo y yo nací en la casa donde mis padres y dos hermanos mayores estaban viviendo. La hora de mi llegada fue cerca de las 6:00 p. m. y era la misma hora que en mi pueblo de Sopetrán se acostumbraba la procesión de Soledad en la que sacaban la imagen de la Dolorosa y la procesión empezaba en la capilla del Orfanato . De qué el 20 de abril coincidiera con el sábado Santo sólo ha ocurrido una vez, el  veinte de abril de 1957 cuando cumplí once años, Ocurre que este año se dará por segunda vez y eso me hizo analizar  lo que ocurrió con mi nombre. Me bautizaron el martes siguiente y el nombre que me dieron fue Gabriel de Jesús de la Dolorosa. Ese nombre nació de una pequeña  discusión de mis padres, pues mi padre escogió Gabriel de Jesús pues ese era su nombre, pero la abuela se lo había cambiado por Gonzalo y el quiso recuperar su nombre; mi madre acepto el de Gabriel, pero pidió el de la Dolorosa, que no creo que era para emular al Santo sino por la coincidencia del parto que ocurrió mientras la Dolorosa pasaba por frente de la casa.  De eso caigo hoy que mi madre no se enteró que había un santo con ese nombre pues nunca me habló de él, mas sí de la Dolorosa, En el año de la canonización de San Gabriel mi madre apenas tenía cinco años, por lo que no creo que ella supiera algo de San Gabriel, Al conocer la vida de este santo le he abierto un campito en mi santoral y me dedicaré, con el poquito tiempo que me queda, en exaltar su vida y sus milagros, Ya conozco la parroquia dedicada al santo y procuraré que los miembros de Cristo amigo la conozcan. También si no logro ir a la procesión de Soledad de Sopetrán haré lo posible de ir a la de la Parroquia del Santo en Medellín.

Corazones

El 1 de marzo de 1838 nació en el pueblecito de Asís (Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso fundador de los franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece hermanos y quedó huérfano de madre a los cuatro años.

Francisco (que tomó mas tarde como nombre religioso Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía...".

De estatura más bien alta (medía 1,70 metros), tenía "buena voz, era ágil y bien formado".

Con su familia se trasladó a Spoleto donde, como el otro Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de los hermanos de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas. Le agradaba mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las veladas teatrales. Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe cristiana. En su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su veneración íntima .

Cuando iba al teatro Meliso con su padre, muchas veces salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral, que estaba muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para salir con los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en una ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole con una navaja.

Interviene la Virgen María
El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a la procesión de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en Spoleto, cuando la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio: "Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa" (Fuentes, p. 208). El 10 de septiembre de 1856 entró en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de Gabriel. Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida religiosa encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles" (Escritos, p. 185). Sus mayores amores eran Jesús Crucificado, la Eucaristía y la Virgen María.

Muerte
En el convento de Isola, cuando los primeros rayos del sol entraban por la ventana de su celda en la mañana del 27 de febrero de 1862, Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los religiosos que lloraban junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado por la Virgen María.

Treinta años más tarde, El 17 de octubre de 1892, se iniciaron lo trámites para inscribirlo entre los santos ya que la devoción de los fieles y los milagros que realizaba eran muchos.

Fue canonizado por Benedicto XV en 1920.
Declarado copatrón de la juventud católica Italiana, 1926. Es el Patrón principal de Abruzo en 1959.

Santa Gemma al leer la vida de San Gabriel de la Dolorosa quedó profundamente vinculada espiritualmente con él y este se le apareció en muchas ocasiones para guiarla y consolarla.

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