viernes, 27 de junio de 2014

Beata Laura Vicuña Pino (1891-1904)

Una niña que encontró a Jesús y da la vida por la conversión de su madre

Fiesta 22 de enero

Sus amores: Jesús Sacramentado y María Auxiliadora. Es criada en la espiritualidad Salesiana.

Imitadora de las virtudes Domingo Savio (1842-1857, canonizado por Pío XII en 1954), a quien se parece en su amor puro a Jesús y a la Virgen. Adoptó el lema del joven «Antes morir que pecar» Murió joven como él. 

Nació en Santiago, Chile, el 5 de abril de 1891. Su padre, Don José Domingo Vicuña, pertenecía a una familia de la aristocracia criolla chilena, de gran influencia política y alto nivel social. Su madre, Doña Mercedes del Pino, era de una familia humilde. Esta diferencia causa tensión familiar desde el principio.

Hay revolución en Chile, la familia está con el Gobierno y debe huir de la capital y refugiarse a 500 km. Pronto su padre muere y queda su madre con dos niñas, Laura, de dos años, y Julia Amanda recién nacida. Emigran a la Argentina. El viaje es muy difícil y Doña Mercedes no tiene donde estar. Se junta en unión libre con Manuel Mora. En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en Junín de los Andes. Pronto destaca por su devoción. Sueña con ser religiosa.

Cuando escucha de una maestra que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase, cuando la maestra  habla otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. Laurita, a su tierna edad, se duele muchísimo cuando Dios es ofendido. Ahora comprende la situación en que está su madre. Lejos de resentirse contra ella, decide entregar su vida a Dios por su salvación.

Laura comunica el plan al confesor, el adre Crestanello, salesiano. Él le dice: 

—Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto. 

Ella está resuelta en su ofrenda. Recibe la comunión a los diez años. Ese día se ofrece a Dios y es admitida como Hija de María.

En casa, Mora trata de manchar la virtud de Laura pero ella se resiste, por lo que es echada de la casa, a dormir a la intemperie. Después de esto, Mora no quiere pagarle la escuela pero las hermanas la aceptan gratuitamente. Un día, cuando la niña vuelve a casa, Mora le da a Laura una paliza salvaje.  



Hay una inundación en la escuela en pleno invierno. Laura pasa muchas horas con los pies en el agua helada, ayudando a salvar a las más pequeñas. Cae enferma de los riñones con grandes dolores. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera.

Laura le dice a su madre: 

—mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a Él. 
Le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Sigue orando y ofreciendo sus sufrimientos intensos por su madre. 

—Señor, que yo sufra todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve.

Entra en agonía y dice: 

—Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente. Mamá, ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?



—¡Ay hija mía! —Exclama doña Mercedes llorando—, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida.

Laura manda llamar al Padre Confesor.

—Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre. —Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Ha cumplido su misión en la tierra. Ha sido instrumento fiel de la Divina Misericordia. Ha triunfado el amor. Recibe la unción de los enfermos y el viático. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a ella le dice:

—¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!

Lanza una última mirada a la imagen de la Virgen que está frente a su cama y exclama:

—Gracias, Jesús, gracias Marí.

Muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. 

La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros.


El Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.

Sus restos están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca Argentina.


ORACION

Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.

Tomada de www.corazones.0rg

miércoles, 25 de junio de 2014

Papá, se ven cosas horribles

A las 7:30 a. m. llegó mi hija Marcela a casa. Venía de hacer por primera vez turno de Ginecoobstetricia en el Hospital Universitario de San Vicente de Paúl. Desayunó y se alistó para dormir, ya en la cama me llamó:

—Papá —me dijo—, se ven cosas horribles, vengo impresionada.

—¿Como qué? —pregunté.

—Una joven de 18 años abortó un feto de dieciséis semanas de embarazo, de este tamaño —señaló con el índice de la mano izquierda acotando con el de la derecha desde donde arranca el dedo pulgar—, y ya completo.

—¿Aborto natural o provocado? —Pregunté.

—Ella dice que natural, pero cuando llegan al hospital con esos síntomas es porque han intentado algo y les ha fallado.

Entré en reflexión interior y mi hija continuó:

—Y otra mujer —no me dijo la edad— tenía 32 semanas de embarazo y tomó pastillas para abortar, pero a las 32 semanas ya no es aborto sino parto prematuro y le nacieron gemelas que están en cuidados intensivos de neonatos; se salvan, lo más probable. La mujer no sabía que esperaba gemelas.

www.catolicidad.com
—¿Sabes qué significa eso, hija? Se perdió el temor de Dios. Hace días la periodista Sonia Gómez de El Colombiano se lamentaba de que Colombia perteneciera al 5 % de los países del Mundo que no han aprobado el aborto. Toda esa propaganda que han hecho algunos periodistas a favor del asesinato, llamado eufemís-ticamente suspensión del embarazo, ha llevado a disparar los índices de aborto. Alegrémonos, hija, de que Colombia aún no pertenezca al 95 % de los países con legislación asesina, con una legislación de doble moral que permite abortar un bebé de 36 semanas de gestación, pero impide asesinarlo un día después del parto. Redoblemos los esfuerzos para enseñar moral antes de libertinaje.

Mi hija se fue quedando dormida con una expresión triste en su joven rostro.

Hace días le preguntaron a un congresista de mi país en televisión (no sé a cuál porque me lo contó mi hermana María Elena y ella no retiene nombres) la causa de tanta corrupción en Colombia.

—Se acabó el temor de Dios —fue su respuesta.

El temor de Dios no es esconderse y temblar de miedo al mencionar a Dios.

El temor de Dios es obedecer sus mandatos y esperar por ello la recompensa. Pero los que desobedecen empiezan por quitar a Dios de sus vidas y olvidan también el castigo que esa desobediencia acarrea.

Id malditos al fuego eterno...

No al aborto, no al asesinato legalizado.

Gabriel Escobar Gaviria

Junio de 2004

Años después de escrita esta crónica —no recuerdo la nefasta fecha— Colombia dejó de pertenecer al 5 % de los países del Mundo que no habían aprobado el aborto.