Bergoglio
Me estaba demorando para hacer presencia
con mi pensamiento y ordenaba ideas de lo que todos los católicos hemos
expresado acerca del regalo que el Espíritu santo nos hizo hace una semana. En
esas estaba cuando recibí la expresión de júbilo de un hermano argentino
miembro del grupo virtual Cristo amigo, es la alegría de una familia argentina que
nos comparte su experiencia y su cercanía con Jorge Mario Bergoglio cuando era
cardenal y que seguirá ahora que es papa. Tomé su mensaje del grupo y sin
pedirle permiso lo anexo en este blog de Presencia y Pensamiento. Me abstuve de
contestarle en el grupo porque espero darle la sorpresa de mostrarle cuánto me
gustó conocer su alegría y la de su familia al sentirse tan cerca del timonel
de la Nave de San Pedro. Los derechos de autor se los compenso en oraciones
para que el Señor derrame bendiciones sobre la República Argentina y las
derrame abundantes para que alcancen para el continente completo que necesitado
de ellas está.
Date:
Fri, 15 Mar 2013 16:42:17
Subject: [Cristo amigo] «¡Tenemos
Pedro!»... Nuestro Francisco.
Queridos Hermanos en Xto.:
Antier estaba con mi mujer,
Teresa, midiendo unos terrenos en la localidad de Olivos, una zona en el gran
Buenos Aires, a minutos no más de la Capital Federal de Argentina...
Mientras medía, mi teléfono empezó
a recibir uno tras otro mensajitos de mi Chat Familiar:
—¡Tenemos papa! —mi hijo José,
mandaba desde el laboratorio de Facultad de Agronomía.
—¡Tenemos papa! —mi hijo Bernardo
desde Norwich, U. K., Inglaterra.
—¡Tenemos papa! —mi hijo Martín,
desde el Seminario Metropolitano.
—¡Tenemos papa! —Agustina, la
novia de José, viendo la tele desde su casa.
—¡Tenemos papa! —mi hijo Javier,
desde su computadora, mientras calculaba y dibujaba un plano.
Yo estaba con el teodolito
apuntando el prisma que tenía Teresa en la otra punta, allá lejos, casi a doscientos
metros de distancia..., a ella también
le habían llegado los mensajitos de texto y los había leido...
—Raúl, tenemos papa —Teresa me
gritaba por el Handy.
—¿Quién es? —le pregunté por la
radio.
—No sé, pero los chicos están como
locos mandándonos mensajitos al chat.
—Sí, sí, ya los leí también —seguíamos
por la radio.
Agustina, la novia de José, era la
única prendida al televisor, ya que estaba en su casa, y nos iba mensajeando lo
que veía en el noticiero.
—¿Quien es? —pregunté, y empezó a ser el mensaje único en nuestro chat.
Toda la expectativa familiar
estaba concentrada en lo que nos compartía en el chat, Agustina.
—¡Se escucha el himno de Italia! —En
el mensaje se notaba el entusiasmo de Agustina.
—¡Buh, buh, es Tano! —contesté,
embromándola porque ella es descendiente de italianos.
—Todavía no sale —aviso de
agustina.
—¡Debe ser gordo, no lo pueden
vestir, por eso tarda tanto en salir! —el mensajito de Bernardo en U. K.,
tratando de cortar la ansiedad.
El baldazo de agua fría, de la
renuncia del admirado Benedicto XVI, nos afectó mucho a todos en casa, y el cónclave
centró nuestras misas y plegarias de todo el mes.
—¡Ay!, ¡que salga!, ¡que salga! —Agustina,
mensajito prendida a la tele, ya sin uñas, supongo.
—¡Sí, es gordo y viejito, por eso
tarda, camina despacio...! —Bernardo más ansioso que antes tratando distender
un poco otra vez desde U. K.
—¡Chito!, más respeto por el papa...
—mensajito de Agustina.
—¡Dale, Martín, confesá quién
es!... —mensajito de José, reclamándole al seminarista—, ¡ja!
—¡ja, ja, ja! —me reí. Ya había
dejado la medición y estaba como loco mirando los mensajitos y metido en el chat.
—¡Agustina...!, ¿quién es?, ¿no ha
aparecido? —nuevo mensaje mío, muy impaciente...
—¡Raúl, Raúl, Raúl!.... —Teresa
por la radio...
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Ya me mediste?..., me tenés acá
parada..., pará con los mensajitos.
Yo estaba parado con mi teodolito
laser en la intersección de avenida del Libertador y de la calle Roma..., la
pobre Teresa en la intersección de calle Roma y la calle Espora esperando inútilmente
que midiera esa calle... Pero yo estaban en Roma, física y espiritualmente.
Y no miento por lo de «física»,
por esas casualidades medíamos en calle Roma..., ¡sí, señor!..., podré embromar
con eso a mis amigos, cuando eligieron papa a Bergoglio, Tere y yo estábamos en
Roma, ¡ja, ja, ja!
—¡Ya sale!, ¡qué emoción!, ¡ay!, ¡que
se apure!, me tengo que ir a la Facultad, me lo voy a perder —Agustina no daba
más....
—¡Sal de ahi, papita, papita…! —Agustina
de nuevo...
—¡Ahí va...! —Agustina de nuevo...
—¡Es Bergoglio! —Agustina de
nuevo...
¡Qué silencio de Chat!, nos
quedamos todos helados.....
—¿Quién es?!.... —Yo, que no podía
creer
—¡Bergoglio! —Bernardo desde U. K.
—¡Fah! —Bernardo de nuevo desde U.
K.
—¡Che..!, ¿me están jodiendo? —yo,
más incrédulo todavía....
—¡Es Jorge Mario! —Javier desde su
compu saltando de alegría, lo estaba viendo por internet.
—¿Qué! —José..., otro incrédulo.
—¡Fah! —Bernardo de nuevo desde U.
K. también saltando en Inglaterra.
—¡Me estás Jodiendo? —José..., más
incrédulo todavía.
- ¡Qué increible!, ¡che, ahora
tenemos línea directa con el Papa!... —Bernardo saltando más todavía en U.K.)
—¡Zarpado! —José que cae en la
cuenta, después de conectarse por internet con un noticiero en la red....
—¡Increible, José!, ¡a tocar la
guitarra a Roma!.... —Bernardo, haciéndole una broma por la última Misa
Arquidiocesana de Niños, celebrada por Bergoglio en un estadio de futbol, donde
José y Javier participaron del coro)
—¡Fah!..., ¡Bergoglio! ... —Martín
desde el Seminario ...., allí era una mezcla total de incredulidad, vértigo,
asombro, y, finalmente, gritos, emoción, abrazos, etc.... todo mezclado, los
superiores y los seminaristas.
—¡Che!..., ¡No lo vas a poder imitar
más!... —Bernardo embromándolo a Martín, por sus imitaciones "muy exactas
del cardenal.
El chat siguió al «rojo vivo» un
rato más.
Con Teresa nos quedamos literalmente
«helados».
Enseguida entramos en la cuenta de
la enormidad de lo acontecido, Dios había elegido uno de los nuestros para
comandar su barca.
El último Corpus, celebrado desde
el atrio de la catedral, lo habíamos visto al cardenal muy cansado...
Yo había tenido después una
pesadilla de esas todas mezcladas, donde aparecen personas que no tienen nada
que ver unas con otras, y apareció también en el sueño monseñor Bergoglio que
me decía:
—... no te preocupes, yo duermo quince
segundos y se me pasa...
Me quedé muy impresionado después
de ese sueño, y lo tomé como una señal, y le empecé a pedir todos los días a
Dios que le diera "el retiro a nuestro cardenal, que estaba viejito y
cansado...., ¡ja, ja!, no me escuchó.
¡Qué mezcla de sentimientos
increíbles!.
Queremos profundamente a nuestro obispo.
Y motivos personales no nos faltan.
Lo hemos saludado personalmente en
muchas ocasiones desde que Martín entró al Seminario Diocesano de Buenos Aires.
El año pasado, antes de la Misa de
Navidad, tanto insistí a Martín, que finalmente se animó a preguntarle al cardenal
si podíamos saludarlo (¡qué cholulo! el que suscribe) , y por supuesto que
aceptó, y mi hijo me llevó a la sacristía de la catedral, y allí Bergoglio me
bendijo una bolsa de rosarios que habíamos hecho para regalar a mis familiares
en Nochebuena, nos mandó la bendición para todos. Quedé muy bien esa Nochebuena
regalando mis rosarios benditos por el cardenal.
Otra vez lo cruzamos en el
Aeropuerto de Ezeiza. Él solo despidiendo al obispo de Quebec, Canadá (según
nos contó). Me acerqué corriendo a saludarlo (con toda mi cholulez)... ¡y me
reconoció!..., y después nos saludó cariñosamente a mi mujer y a mí que
habíamos ido a despedir a Martín que partía rumbo a la "Jornada Mundial de
la Juventud en Madrid.
Cuando lo vio a Martín le
preguntó:
—¿Qué hacés acá?"....
Y en broma:
—¿Tenés permiso de tus superiores?
—Se lo había extendido él, para acompañar a un grupo grande de jóvenes de la
parroquia donde estaba haciendo un año de vida pastoral.
Después, cada vez que lo ha
cruzado a Martín, uno más... en el Seminario o en celebraciones en la Catedral,
le preguntó por nosotros y nos mandó sus saludos especiales.
Y la última experiencia con él,
fue en la Misa de admisión de Martín, el año pasado, donde también recibió de
sus manos la orden menor del Lectorado. Nos acercamos a comulgar y de
casualidad nos tocó la fila donde él daba la Comunión, después de darnos a
Jesús nos hizo un gesto de saludo y nos dijo muy bajito:
—Recen por mí...
Volvimos a nuestro lugar muy
conmovidos...
Martín después nos preguntó:
—¿Qué tienen ustedes con el cardenal?,
siempre me pregunta y les manda saludos especiales...
La verdad pura y llana no tenemos
nada con el Cardenal, más allá de haberle pedido la bendición de esos rosarios
y haberlo cruzado una vez en el aeropuerto. ¡A cuántos miles de miles habrá
visto, bendecido, y saludado!
Podrán decirnos que es porque
somos papás de uno de sus seminaristas..., pero ¿saben a cuántos papás de seminaristas
y de monjas y de religiosos habrá visto y saludado en todos estos años
pastoreando nuestra inmensa diócesis?, apenas si tenemos doscientas parroquias, son cuatro los obispos
auxiliares para atender nuestra diócesis, y además él era primado de la Argentina...
Así y todo se acordó siempre de nosotros
y nos hizo algún gesto, a dos «nadies» de su rebaño, a dos ovejitas perdidas en
el montón...
Ese es nuestro pastor!, y ahora el
de toda la Iglesia.
Se lo compartimos, y les imploro,
como él mismo nos pidió, y como pidió en su primer contacto con el pueblo de
Roma: Recen por él, y no se asusten cuando lo oigan hablar muy bajito, es así,
creo que sufrió una seria enfermedad pulmonar, y recita las oraciones de la
misa casi que no se le escucha, pero su energía va por otra parte.
Es sencillo y humilde,
verdaderamente tan sencillo y tan humilde como ahora lo han descrito los medios
de comunicación, y es la verdad, somos testigos: siempre de a pie, en bus y en
metro, nuestro Francisco, metiéndose solo y en silencio en los barrios de emergencia,
sin hacer alharacas, a lo Madre Teresa, poniendo la cara por los más
necesitados y denunciando desde su cátedra la desatención y el uso que hacen de
la pobreza y de la miseria nuestros gobernantes. Cargando en sus espaldas la
peor mala voluntad y mala leche de nuestros actuales presidentes y ministros,
que lo declararon su enemigo mortal (¡ja, ja!, y ahora ya lo han tildado de
Papa opositor, y hasta promovieron y votaron la ley de matrimonio gay:
"para torcerle la mano a la Iglesia y a Bergoglio"...
Sí, acá no fue nunca amigo del
poder.
Bien, no los entretengo más, les
compartí nuestros sentimientos, puras pavadas como el chat que quedó grabado en
mi celular, y de cómo de en medio de las cosas cotidianas, pasa que Dios de
repente saca un santo para su servicio, que venía caminando junto a nosotros y
casi no lo reconocíamos...
De acostumbrados que estábamos:
¡qué poco lo apreciabamos!..., nadie es profeta en su tierra.
¡Y ahora es papa !.
¡Nuestro Francisco !
En Jesús, María y José.
Raúl Clavijo.
Buenos Aires, Argentina.