Escribo el presente artículo en protesta por la forma tan
indelicada como una periodista de mi ciudad se refiere a nuestras creencias
católicas. Al querer explicar las bondades de la fecundación in vitro para aquellas mujeres que por
alguna causa no pueden ser fertilizadas en forma natural se deshace en burlas innecesarias
a nuestro pensamiento.
Su primer párrafo me dejó sin saber lo que con él se quiso
decir: «Creo en los milagros (razonables) y en los santos (sin aureola)».
Dada la libertad de expresión existente en mi país habrían
sido innecesarias las burlas a nuestras creencias y la distorsión de nuestro
pensamiento. Bastaba con exponer libremente sus tesis sin que el pensamiento
católico tuviera que ser atropellado para tal fin. Esas burlas no le quedan
bien a su preparación académica ni a su inteligencia, por el contrario, la
llevan a mostrase como una persona falta de conocimientos y de información,
como lo demuestra en su tercer párrafo
al llamar «un tal doctor Semmelweis» a Ignác Fülöp Semmelweis, considerado hoy
en día pionero de la antisepsia y de la prevención de infecciones por actos
dañinos de los médicos. Su hipótesis, publicada por nadie menos que Luis
Pasteur y extendida a los demás procedimientos médicos por Joseph Lister, quedó
reducida, por un chiste malo de la autora, a un sencillo lavado de manos con
jabón Palmolive o similar.
Continúa la articulista su danza de pésimos chistes al decir
que en su infancia estuvo informada de un niño concebido por métodos no
convencionales que se llamaba Jesús, del que nunca supo su apellido. No creo
que, dada su educación católica y su cultura general, nunca se hubiera topado
con el pasaje del evangelio de San Lucas en el que el Ángel le dice a María que
el niño que ella concebiría ocuparía el reino de David, su padre, Ése era su
apellido, el que fue coreado por la multitud en su entrada triunfal de
Jerusalén «Hosanna Filio David!»; hasta los niños de primaria de la época sabían
que era Hijo de David.
Al tratar de desvirtuar unas supuestas palabras de Benedicto
XVI referentes a técnicas inmorales de personas extrañas a la pareja dice:
«Hemos de asumir que el Espíritu Santo no es —“no fuera”, hubiera sido lo
gramaticalmente correcto— una “persona extraña”. (Claro es una paloma)». Frase
entre paréntesis con que la escritora llega al culmen de la vulgaridad, del
doble sentido y del irrespeto.
El pensamiento del papa Benedicto XVI, expuesto ante la
Congregación para la Doctrinas de la Fe el 31 de enero del 2008, se refiere a
la falta de dignidad humana con que son tratados los embriones humanos
(personas) en los procedimientos de fecundación in vitro. «la Iglesia no puede
y no debe intervenir en las novedades científicas —dijo el papa—, pero tiene el
deber de reiterar los grandes valores y proponer a todos los hombres los
principios éticos-morales para las nuevas cuestiones importantes».
Insisto entonces que una exposición sobre cualquier tema
científico no tiene necesidad de atacar ni de ridiculizar el pensamiento
religioso de un pueblo sabido católico en su mayoría.
Gabriel Escobar Gaviria
Envigado, Colombia
14-07-04.
De Catholic.net
Autor: . | Fuente: análisis digital
El Papa asegura que la fecundación in vitro “infringe la tutela de la dignidad humana” |
Es necesario reconocer que la dignidad del hombre comienza en la fecundación |
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El Papa asegura que la fecundación in vitro “infringe la tutela de la dignidad humana” |
01/02/2008
El embrión humano merece ser respetado y, a veces, la ciencia pasa por alto este derecho. Benedicto XVI afirmó ayer que técnicas como la fecundación in vitro "han infringido la barrera para la tutela de la dignidad humana"
En un discurso dirigido a los participantes de la Sesión Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Padre les pidió que pongan atención a los "problemas difíciles y complejos de la bioética".
Para el Papa, aunque "la Iglesia no puede y no debe intervenir en las novedades científicas", tiene "el deber de reiterar los grandes valores y proponer a todos los hombres los principios éticos-morales para las nuevas cuestiones importantes".
Es sabido, que la ciencia actual, en pro de encontrar soluciones científicas a enfermedades atenta contra la dignidad de la vida humana incipiente dejando embriones congelados como mero material de investigación. A este propósito, el Santo Padre declaró que técnicas como "la congelación de los embriones humanos, la diagnosis pre-implantación, la investigación sobre las células embrionarias y los intentos de clonación humana" han infringido la barrera que tutela la dignidad humana.
El Papa también consideró que amenaza la dignidad humana la "fecundación extra corpórea (in vitro)", considerada por la medicina como la "ultima oportunidad" para las mujeres que sufren esterilidad o presentan anticuerpos que eliminan los espermatozoides.
Según explicó, dichas técnicas prevén "que seres humanos en su estado más débil y más indefenso de su existencia, sean seleccionados, abandonados, asesinados o utilizados como material biológico". Para el Pontífice, los dos valores morales que hay que tener en el campo de la ciencia son el "respecto incondicional del ser humano desde su concepción hasta la muerte" y "respeto de la originalidad de la transmisión humana a través de los actos de los cónyuges".
La Iglesia, añadió, "aprecia y anima el progreso de las ciencias biomédicas, que abren a perspectivas terapéuticas hasta ahora desconocidas" y entre ellas citó el ejemplo del uso de las "células somáticas" o "terapias de restitución de la fertilidad" pero, finalmente, instó a que "el progreso científico sea verdaderamente respetuoso con cada ser humano, y que se le reconozca la dignidad de la persona".
La Iglesia católica, única verdadera
Por otra parte, Benedicto XVI reafirmó ayer que "la única Iglesia de Cristo subsiste y permanece en la Iglesia Católica" al recordar que la congregación publicó el año pasado un documento en el que se reafirmaba que la Iglesia Católica "no renuncia a su convicción de ser la única verdadera" Iglesia de Cristo. Y explicó que en este documento se quería expresar que "la única Iglesia de Cristo subsiste y permanece en la Iglesia Católica y que por tanto la unidad, indivisibilidad e indestructibilidad de la Iglesia de Cristo no se anulan por las separaciones y divisiones de los cristianos".
En este documento también se recuerda, según Benedicto XVI, "la diferencia que sigue existiendo entre las distintas confesiones cristianas sobre la comprensión del "ser Iglesia, en sentido propiamente teológico".
obre otra de las "notas doctrinales" publicadas el pasado año relativa a Evangelización, el Papa corroboró la necesidad de la Iglesia católica de continuar su labor evangelizadora. "Frente al riesgo de un persistente relativismo religioso y cultural, la Iglesia (...) no está dispensada de la necesidad de evangelizar y de la actividad misionera hacia los pueblos, ni cesa de pedir a los seres humanos que acojan la salvación ofrecida a todas las gentes", añadió.
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